La observación de la naturaleza nos enseña que la fuerza de un árbol radica en su tronco, no en las ramas ni en las hojas. De la misma manera, nuestro poder a la hora de correr dependerá de la fortaleza de nuestra columna.
Fíjate
en el movimiento de un guepardo, el animal más rápido de la tierra. El origen de su movimiento parte de los músculos internos de su columna, no de sus patas. Por ello no tiene unas
patas fuertes como las del tigre sino que las tiene delgadas como un galgo...
A la hora de correr debemos mantener la columna recta y relajar el resto del cuerpo. El origen del movimiento debe partir del centro del cuerpo, dejando que nuestros brazos y piernas lo sigan.
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